PARTE 1
Resulta que un buen día de Julio de 1981 tomé la sabia decisión de dejar a mi abuelita, por un par de días, jugando al julepe en Viguera (La Rioja) y largarme a dedo, con lo puesto ma' o meno, a Vitoria a ver a Muddy Waters. Batallitas, los jueves, que se llama (aunque hoy sea martes). Si me enrollo mucho, uds. me lo dicen.
Yo creo que llevaba lo justo, pero lo justito, para las entradas, un par de noches en una pensión infecta, un paquete de tabaco y poco más. Pero, ah, acababa de pillarme en cassette (en el Corte Inglés) el flamante "King Bee" de Mr Waters (tela marinera) y digamos que "estaba en una misión de Dios": tenía que ver a este hombre tocando sí o sí.
Podía estar muy lanzado, pero no loco, porque ¿que hubiera pasado si llego el mismo día del concierto y ya "no hay entradas"? Para evitar esa tragedia, me fui un día antes, decisión sabia también por dos motivos: primero, me aseguré la entrada en primera fila; segundo, el día anterior estuve viendo a otro grandísimo entre los grandes: Oscar Peterson, en trio junto al bajista más impresionante que he visto en mi vida sobre un escenario, Niels-Hening Oersted Petersen (NHOP para los amigos).
Aunque, lógicamente, mi paupérrima economía adolescente no me permitía mayores dispendios, andaba yo con la duda si tirar alguna afoto (con la Instamatik brutal de entonces), grabar el concierto con el güalksman, o bien ambas cosas, para inmortalizar ese momento inmortal. Al final decidí que nada, me dejo de artefactos en "baja fidelidad" que no van a hacer más que distraerme de lo principal: encontrar el mejor sitio para ver al Jefe y escucharle absorto decir el evangelio.
Bueno, después de patearme la honorable ciudad de Vitoria hasta el aburrimiento, que ya parecía casi un guía turístico, escuchar a los grupos de dixieland en el parque, etc etc, y una desesperante cola a la entrada del polideportivo, ¡llegó el gran momento!
PARTE 2
Me coloco en la segunda o tercera fila de sillas frente al escenario, más o menos a unos 6 metros del micro principal. De momento ese micro queda sin uso, y salen a escena estos señores legendarios de Chicago, de color negro todos ellos a excepción de un guitarrista mostachudo a la derecha que se parece a mi profesor de matemáticas como una gota de agua a otra gota de agua (Richard Kreher), pero que acompaña y toca el slide de vez en cuando impecablemente.
La voz cantante corresponde a otro guitarrista muy joven, John Primer, que ataca directamente el "Aw, Baby, Everything's Alright" de Little Walter. A su izquierda, frente al piano, se encuentra un pintoresco Lovie Lee Watson, que también usa su microfóno y se lleva un par de buenas ovaciones. Pero el que atrae todas las miradas, y la mía también, es el de la canana de armónicas, George 'Mojo' Buford.
Yo creo que ésta era la primera vez en mi vida que veía a un armonicista de blues tocando (aunque llevaba ya mi buenos 2 ó 3 años escuchando blues y escuchando armónicas, y hasta tenía alguna grabación de este hombre, como el soberbio "Watch Dog" de 1968, o su participación en las sesiones Bluesway de Otis Spann), y el impacto fue de los buenos.
Recuerdo, por ejemplo, cómo me sorprendió "averiguar" que el famoso trino de dos notas aspiradas (canales 4 y 5, p.e.), con el que tánto había flipado uno (el tema "King Bee", sin ir más lejos) era una cuestión de mantener la armónica quietecita y mover la cabeza a los lados como un poseso; parece bastante lógico, pero a mí, en ese momento, averiguarlo me pareció ¡la leche!
Lo más parecido al blues en directo que yo había visto hasta entonces fue, si no recuerdo mal, a Rory Gallagher en el Pabellón del Madrid (1979) con una National en plan acústico. Pero ¿negros de Chicago? ¿pianos y armónicas? Nada. En el cine, como mucho: "El Último Vals" de Scorsese, donde, coño, mira por dónde, también estaba el Maestro de Rolling Fork, Mississippi.
Pues hete aquí que sale a escena (atronadora, pero atronadora, ovación) el Jefe en persona, the best of the best (como gritaba Winter), y se nos despacha un tema de Jimmy Reed, "You Don't Have To Go", seguido de un lento para mayor gloria de ese irrepetible slide. "¡Dios existe!", pienso para mis adentros.
Muddy lucía traje de tres piezas blanco, zapatos del mismo color (esto parece la crónica del 'Hola') y la más descacharrante camisa hawaiana de manga corta que se puede uno imaginar, llena de palmeritas, verdes chillones y naranjas, ¡toma del frasco!
El Jefe, para los que le conocíamos sólo por los discos y las fotos, tenía un aspecto aparentemente un poco fatigado, por temas de salud, por la propia gira, o por ambas cosas (recuerdo, por ejemplo, que -curioso despiste- repitió el mismo tema de Jimmy Reed casi al final del concierto).
Sí, sí, "fatigado"... ¡ya quisiera uno "fatigas" como éstas todos los días! Suena el célebre riff de "Mannish Boy". El hombre dice aquello de
When I Was a young boy
at the age of five
My mother said I'm gonna be
the greatest man alive!
y el techo del Mendizorroza yo creo que sale disparado p'arriba como la tapadera de una cacerola hirviendo. Las sillitas de madera, todas de adorno ya. Y aquí no se callan la boca ni los sordomudos.
En fin, la releche. Suena el final, se despiden. Pero la peña no se da por aludida por más lucecitas que enciendan, no se mueve nadie de su sitio. Así que Muddy y su gente tienen que volver a salir. Ahora Muddy llama a escena, además, a la vocalista Carrie Smith, que actuaba al día siguiente y que, vale, no tendrá parentesco con Bessie, pero lo que es poderío vocal ya te digo si tiene. Juntos atacan "They Call Me Muddy Waters" ("...I'm a restless man as the deep blue sea") como fin de fiesta.
¿Cómo que "fin de fiesta"? La peña sigue inmóvil ahí otros 15 ó 20 minutos más, pero visto que no hay tu tía, que ya no salen más, se opta por irse retirando a nuestros respectivos (mi "respectivo" era una pensión infecta, así que no te digo yo las ganas que tenía de retirarme de allí, si no vienen los mossos de escuadra o euskaldunes o lo que coño fueran, a "invitarnos amablemente" a largarnos).
[ Un boceto que hice un par de años antes del evento: a esto me dedicaba yo, en lugar de estudiar matemáticas como era mi obligación. ]
Cuando volví a los Madriles en septiembre, y me encontré con los colegas, que aceptaban resignadamente, pero no compartían mi fiebre bluesera de aquella manera, más de uno me preguntó:
-"Qué, ¿viste a Muddy Waters?"
Yo les contestaba una gilipollez bastante razonable:
- "No sólo le he visto, sino que a la distancia que estuve, ¡también me vió él a mí perfectamente!".
Años después, me enteré de buena fuente de un hecho que da la medida justa de lo que "pasó" aquella noche en Vitoria: al director del festival, Iñaki Añúa, debido al éxito o al subidón o lo que fuera, le dió esa noche un síncope, o un ataque de nervios, y tuvieron que llevarlo a urgencias. Esto es rigurosamente cierto. Muddy era mucho Muddy.
PARTE 3 (material gráfico)
La entrada del concierto no la conservo (me la quitó el portero al entrar), pero ahí va el programa, por fuera y por dentro (con las acostumbradas erratas: como es lógico, ni Dios sabía nada sobre Muddy o sobre el Blues en aquella época en España, como comprobaremos después con alguna crónica de la prensa vascuence):
Vamos con las afotos (el autor es Eduardo Argote (El Correo Español). A lo mejor cualquier día encontramos en la Red a algún otro "superviviente" que acudió al concierto con su cámara y película de color en ella, pero, de momento, esto es lo que hay. Qué putada que la prensa diaria entonces era sólo en black & white...
Y hablando de la "prensa canalla", vamos con las crónicas. Atención que hay cosillas muy curiosas por ahí, como en la primera:
"...el pabellón de Mendizorroza, que al poco tiempo ya estaba completo de humo, de toda clase de hierbas, que proliferaron en esta ocasión y que a más de uno le sentaron mal en sus diferentes combinaciones, necesitando la ayuda de la Cruz Roja..."
Rebuscando en los baúles con vistas a ilustrar esta nostálgica crónica, casi en lo primero que pensé fue en localizar ciertos bocetos que recordaba de aquellos días, donde sabía que había anotado más de un detalle de tan irrepetible evento. Pues bien, cuando ya casi había empezado a perder las esperanzas, por fín ¡encontré los dibus! Como decía mi padre, con tánta razón: "nada se tira, todo vale".
Estas fantasías animadas de ayer y de hoy son meros apuntes previos con vistas (supongo) a unas presuntas ilustraciones más elaboradas que luego nada pudieron contra la natural vagancia adolescente. Lo importante es que fueron hechas -de esto me acuerdo perfectamente- justo a la mañana siguiente del concierto, de manera que la información debería ser bastante fresca y fidedigna. (Aprovecho aquí para recomendar a todo el mundo esta interesante práctica, aunque yo mismo no la haya ejercido, de hecho, siempre que debía: en los acontecimientos importantes, olvídate de la cámara y dibuja lo que recuerdas, como lo recuerdas, mientras aún está fresco en la memoria. Ninguna foto podrá transmitirte, en el futuro, lo que puede comunicarte un boceto tuyo de ese instante decisivo, no importa la calidad o los medios utilizados).
La Muddy Waters Blues Band de 1981, sin el Jefe:
De izq. a dcha., Lovie Lee Watson, Earnest Johnson, John Primer, Ray Allison (sí, ese borrón), el asiento aún vacío de Muddy, Mojo Buford y Richard Kreher. Amén de la churrigueresca perspectiva y las anotaciones casi ininteligibles, hay, por ej., un detalle que yo no recordaba ahora y que tampoco se ve en las fotos: una cámara de cine/tv a la izquierda. Esto quiere decir que, en efecto, el concierto se grabó (y presuntamente, se emitió al menos algún fragmento en los telediarios locales). Otra cosa muy distinta es que esa grabación se conserve hoy día, dada la práctica habitual entonces de reciclar cintas.
Los colores, por cierto se ajustan bastante a la realidad.
El Jefe al aparato ("Telecaster naranja hecha polvo") y un apunte del alegre Lovie Lee Watson, con su gorra y sus dientes:
Y por fin, una perspectiva más cristiana, con anotaciones de tiempo (aprox. 1h 40' con 2 bises), y hasta un listado, si no completo, bastante ajustado al repertorio que sonó ("la banda siempre 3 temas antes de Muddy"):
Naturalmente, por mucho que uno respirara también esos humos nocivos de que hablan las crónicas (¡siempre como fumador pasivo, claro!), no ignoraba que en un futuro muy lejano, tal que en el siglo XXI, existiría una Red universal de computadoras donde podría darles detalles a los amigos sobre este evento. De ahí las notas.
Cerramos el baúl por hoy (antes de que el humo nos termine de nublar de verdad).
EPÍLOGO (video-clips)
Para completar el tema, resulta que tenemos a un tipo en youtube que ha subido casi íntegro el concierto que dió la banda apenas un mes después, el del Chicago Fest, Agosto 1981. No me parece bien (sacar un clip o dos, vale, pero es que ha entrao a saco con cosas que están en dvd oficiales, incluido el show bestial de B.B. King en Africa de los 70). Pero lo digo aquí para que conste en acta y tal, ojoaldato supergarcía:
A lo mejor ya lo tenéis muchos de vosotros (deberíais). Pero, si no, para que echéis un vistazo ANTES de comprar los dvds correspondientes.
Anda que no estuve yo esperando, soñando, desde la mañana siguiente a lo de Vitoria, con conseguir algún video de Muddy y sus muchachos en la gira del 81... ¡¡lustros, décadas, eras glaciales!! Y ahora llega el tube éste y ¡toma!
Y otro más, que no está en dvd, y en el que Muddy canta dos temas que hizo aquella noche, "You Dont Have To Go" y "Mannish Boy" , pasos de baile incluidos:
El de los Rolling lo dejo para los fans de Jagger & Richards.
-Jay Bee Rodríguez
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